Las muelas cordales, llamadas comúnmente muelas del juicio, son cuatro molares que se alojan al final de la dentadura y pueden o no emerger durante el proceso final de desarrollo de una persona. El nombre de ‘muelas del juicio’ proviene de que este tipo de dentición se produce a una edad mucho más tardía donde la persona ya tiene más “juicio”.
Muelas del juicio. Origen y por qué no todos las tenemos
Las muelas del juicio son una herencia de nuestros antepasados más lejanos debido a su alimentación. Necesitaban que su dentición fuera fuerte para poder desgarrar y masticar los alimentos crudos que componían su dieta, y este conjunto de cordales era una gran solución.
Con el paso de los años nuestra alimentación ha variado mucho. Ya no consumimos alimentos crudos sin tratar, no necesitamos emplear mucho tiempo en masticar un alimento para una mejor digestión, por lo que el número de personas que nace sin las muelas del juicio es cada vez mayor.
Los rasgos faciales de las personas también han favorecido a la desaparición de esta dentición. Ya no presentamos unos rasgos tan robustos como los de nuestros antepasados, en consecuencia, el espacio destinado a las muelas del juicio ha ido desapareciendo con el tiempo.
Qué hacer si tenemos o salen las muelas del juicio
Para saber si tenemos muelas del juicio que aún no han erupcionado se debe realizar una radiografía para verificar su presencia. En esta muestra también se puede saber si las muelas se encuentran sanas o por el contrario están podridas.
En nuestra clínica Plaza Dachs recomendamos a nuestros pacientes pedir una cita para una revisión dental completa y evaluar cada caso de forma personalizada si se han de extraer o no las muelas del juicio. Hay casos donde las muelas han salido sanas y sin provocar deformaciones en las otras piezas dentales por lo que no es necesario retirarlas.
Recomendamos una limpieza más exhaustiva de la cavidad bucal ya que al ser dientes que se encuentran profundos son susceptibles de caries al no cepillarse los dientes adecuadamente.
