Limpiar la lengua debe ser parte de nuestro ritual de higiene bucal. En ocasiones encontramos a pacientes que realizan una perfecta limpieza dental pero no inciden en este músculo.
Sin embargo, en ella se originan bacterias que, alimentadas por restos de comida, pueden originar la temida halitosis.
Si quieres saber cuál es la mejor manera de mantener una buena rutina de higiene lingual, sigue leyendo este post.
Las 2 fases de la limpieza de la lengua
Como norma, podemos dividir la limpieza lingual en estas dos categorías:
- Física. Con la ayuda de los instrumentos específicos diseñados para tal fin.
- Química. Mediante colutorios compuestos por agentes antibacteriales que ayudan a desprender los gases malolientes sin perjudicar la cavidad bucal.
Ambos métodos son válidos y complementarios, no sustitutivos. Así que es importante asegurarse de incluirlos en nuestra rutina de higiene como mínimo una vez al día.
Qué instrumentos emplear para limpiar la lengua
La lengua tiene una textura rugosa que dificulta su limpieza. Utilizar el propio cepillo de dientes no es indicado, pues puede llegar a ser demasiado duro para el área. Pero en la actualidad, ya existen en el mercado muchos cepillos dentales que incluyen una parte concreta para la lengua en la zona posterior del cabezal.
No obstante, lo ideal es emplear los raspadores linguales. Estos están disponibles en diferentes formas y tamaños, para adaptarse a la morfología de cada lengua. La mejor forma de usarlos es haciendo movimientos circulares y suaves.
Ahora bien, ¿cómo asegurarse de estar logrando buenos resultados? El aspecto superficial de la lengua te lo indicará. Debes ser capaz de verla de color rosado, que es su tono natural.
Por lo tanto, si detectas un color blanquecino o amarillento, puede ser por causa de que falta insistencia a la hora de limpiar la lengua. Pero este fenómeno también puede ser signo de otras patologías, para las cuales te recomendamos una visita inmediata a tu dentista de confianza. Contacta con nosotros para reservar tu cita.
